Es increíble como tu mente puede transformar todo tu entorno con tan sólo un toque; cual varita mágica te traslada a los lugares más lejanos; a las diferentes edades del tiempo y atraparte en los lugares más insospechados. Y ¿Por qué no, en una pintura?
Una habitación de cuatro paredes y una ventana se pueden llenar de color con tan sólo un detalle. Las historias se esconden en esos pequeños detalles que llegan a tu puerta con un mensaje entre sus pétalos. Hoy este pequeño espacio está decorado con las flores del sol. A través de sus grandes pupilas cafés parecen mirarme con ternura y serenidad.
Ponerlas en un florero puede convertirse en una tarea nada fácil de realizar si no tienes ayuda. Aprendimos de la nobleza y esfuerzo de estas flores para levantarse con orgullo. En medio de esa danza de manos intentando levantar sus corolas, poco a poco se fueron formando pinceladas amarillas.
Mis recuerdos se fueron inundando con la sensibilidad y el trabajo de Vincent Van Gogh. De repente una fotografía mental apareció con forma de Girasoles. Si bien es cierto, yo sólo sabía que él había pintado cuadros llenos de color, formas y texturas; pero mi conocimiento sobre sus obras era poco, así que era momento de investigar.
Museo Van Gogh
La curiosidad que despertaron un grupo de girasoles me llevó a la página del Museo Van Gogh. A través de sus detalles y herramientas multimedia me ayudó a introducirme de otra manera. Fue así que en medio de capsulas y fotos conocí al Pintor de Girasoles.
De repente, el amarillo ya no sólo fue amarillo. El color se convirtió en una forma de comunicarme con Vincent. Al leer y conocer su historia fue como si viajara hasta Arles en Francia para visitarlo en su Casa Amarilla. Verlo sentado pintando dos jarrones de girasoles para recibir a su amigo Gauguin.
Vincent y yo
Los girasoles no llegaron solos, había algo más allá qué descubrir en la página del museo. Al propio Vincent escondido en las cartas que le mandó a sus seres queridos. Pensé entonces que al escribir es otra forma de mantenernos vivos. Tímidamente me acerqué a su escritorio para presentarme pero él lo hizo primero. Te sorprendería todo lo que él puede contarte con tan sólo sus cartas. Amé una de ellas donde escribió: “Aún recuerdo el girasol en la ventana. Si logro realizar este plan, habrá una docena. Entonces todo será una sinfonía en azul y amarillo”.
Cada detalle de su vida y de su obra fue como una charla larga con un viejo amigo. Van Gogh me presentó al girasol como una expresión de su gratitud. Él pensaba que era una manera de hacer que el arte ofreciera un poco de consuelo para los corazones preocupados. Al elegir al girasol como su sello característico ahora podré recordarlo.
Me gusta pensar que para él los colores eran otra forma de escuchar música. En medio de las texturas y pinceladas de sus lienzos, nosotros podemos escuchar música también. Aprendí a conocer a Vincent; a acercarme a él con tan sólo un jarrón de girasoles. Aquí están para darme consuelo, pero no por un corazón roto sino para cuando los episodios de tristeza intentan atacarme.
Si quieres conocer más sobre las cartas de Vincent puedes entrar al siguiente link: http://www.vangoghletters.org/vg/letters.html