¿Alguna vez te has preguntado a qué sabe el Día de Muertos?
¿A qué huele?
¿Cómo se siente?
…1 …2 …3 …4 …5
¿Ya tienes las respuestas?
En los últimos días de octubre cuando el otoño se viste de dorado y naranja una sensación solemne, mística y mágica comienza a adueñarse de nuestro entorno. Como si nos atrapara en un universo donde nuestro corazón se vuelve pequeño, donde la tristeza y la alegría a veces se ponen el mismo vestido.
Nuestra memoria está llena de recuerdos que se impulsan por pequeñas cosas que dibujan escenarios y nos llevan de regreso a toda clase de lugares.
La mía me lleva de regreso a casa donde viven los recuerdos de mi abuelita, donde se despiertan las tradiciones de mi familia y donde yo vuelvo a ser una niña.
Aquellos que vendrán anticipan su llegada con un viento helado que susurra suavemente y se pega en tus huesos. Los aromas del incienso y las flores se van impregnando sutilmente en el aire que envuelve mi pueblo a las faldas del volcán.
Tan sólo unos días, unas cuantas horas y aquellas sillas vacías se llenarán de palabras, de rezos, de risas y por qué no, de comida.
Cuéntame en los comentarios ¿Cómo celebras el Día de Muertos?
